El antojo
Quién diría
que la soledad tocaría mi puerta
La maldita resultó bizca y tuerta
Y me vería
Con su único ojo.
Quién diría
Que ni jugando al escondío se salva
La mas escurridiza de las almas
Le tiene ella
El antojo.
No hay multitud que la engañe
Ni corazón que ella no empañe
Su voz resuena cual eco
Dejando al mas resbaloso seco.
No hay relación que ignore
Del parto es ella los dolores
Que cuando una vida nace
Todos sabemos lo que ella hace
Tarde o temprano, pase lo que pase
La soledad te roba la base.
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